Nuestra Recompensa Está En El Cielo: Mirando Hacia La Vida Eterna

Es una bendición para nosotros recordar que la recompensa final para cada creyente se encuentra en el cielo. La vida eterna es el regalo más grande de Dios para quienes le obedecen y viven una vida consagrada en Él. Esta vida eterna no depende de los logros materiales que podamos alcanzar en esta tierra, sino solamente de la fe que tenemos en el Señor.

Pablo nos recuerda en 2 Timoteo 4: 8: “Por lo demás, tened presente que el Señor nos juzgará con justicia y que él nos premiará según nuestra obediencia a él”. La promesa de Dios es clara: nuestra recompensa está almacenada en los cielos. ¡Aquí en la tierra sólo tenemos problemas, pero allá hay una gloriosa eternidad!

Ahora bien, la vida eterna que nos ofrece Dios implica el gozo eterno, el amor eterno y la presencia de Jesucristo.

Gozo eterno: Dios nos promete un gozo eterno. En 1 Pedro 1: 8 Dios dice: "Alegraos con gran gozo"
Al llegar al cielo podremos disfrutar de un gozo eterno.

Amor eterno: Jesús nos habla acerca del amor eterno y dice que al llegar a su Morada nos rodearemos de su amor eterno. Juan 15: 10-11 "Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor".

Presencia de Jesucristo: Jesús nos ha prometido que Él estará con nosotros para siempre. Mateo 28: 20 "Y yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Esta promesa significa mucho para cada creyente, ya que sabemos que las dificultades que enfrentamos aquí en la tierra no tendrán comparación con los placeres de la vida eterna en el reino de Dios.

Por todas estas razones es importante que busquemos al Señor con todo nuestro corazón y hagamos nuestro mejor esfuerzo para cumplir Su voluntad.
Entonces podremos cantar juntos con el salmista y decir: "Buscad primero el reino de Dios y Su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas". (Mateo 6: 33)

Índice
  1. Escuela Sabática lección 12 Resurrección, Recompensa, y Castigo
  2. Todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará
  3. Preguntas Relacionadas
    1. ¿Cómo debemos manifestar nuestra fe para recibir la recompensa prometida por Dios?
    2. ¿Por qué mirar a una vida eterna en el cielo nos motiva a obedecer los mandamientos de Dios?
    3. ¿Qué características debe tener un cristiano para alcanzar una vida eterna?
    4. ¿Qué otros aspectos de la vida en el cielo se nos han revelado en la Biblia?
    5. ¿Cuáles son las bendiciones que tendremos que recoger al finalizar nuestro paso aquí en la tierra?
  4. Conclusión

Escuela Sabática lección 12 Resurrección, Recompensa, y Castigo

Todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará

Preguntas Relacionadas

¿Cómo debemos manifestar nuestra fe para recibir la recompensa prometida por Dios?

La manifestación de nuestra fe es una de las mejores formas de honrar a Dios y demostrarle nuestro respeto. Para recibir la recompensa prometida por Dios y estar en gracia con Él, debemos mostrar fe y obediencia, así como un corazón sincero que se conduzca de acuerdo a los principios de Dios.

De acuerdo con la Biblia, tanto la fe y el amor son imprescindibles para lograr una relación profunda con el Señor. La Palabra dice en Hebreos 11: 6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que es remunerador de los que le buscan”. La fe es la base de toda nuestra relación con el Padre Celestial. Si creemos con fe firme, nuestros actos serán como una dedicación a Él, y será recompensado al final.

Aquí hay algunas formas en las que podemos mostrar nuestra fe para alcanzar la recompensa prometida por Dios:

  • Obedecer sus mandamientos
  • Buscar Su dirección
  • Servir a otros
  • Comunicarse con Dios a través de la oración
  • Ser fieles
  • Amar a Dios y al prójimo
  • Estudiar la Escritura
  • Participar en la comunidad cristiana

Cuando mostramos nuestra fe mediante la obediencia a Sus mandamientos, la lealtad a Él en palabras y acciones, y el servicio a otros, honramos a Dios y le damos gloria. Recibimos así el bienestar que nos promete para aquellos que miran con fe a Jesús. Si mantenemos una mente abierta, fortalecemos nuestra relación con el Señor y disfrutamos de las recompensas que nos ofrece.

¿Por qué mirar a una vida eterna en el cielo nos motiva a obedecer los mandamientos de Dios?

Muchas veces, nos preguntamos por qué debemos obedecer los mandamientos de Dios cuando no podemos ver un resultado inmediato. ¿Cuál es el propósito? La motivación para obedecer los mandamientos de Dios es mirar a la vida eterna en el cielo. Esto nos respalda para creer que hay una razón y un propósito para nuestras vidas.

Mirar a la vida eterna en el cielo nos convence de que hay algo mayor que nosotros mismos. Esa verdad nos lleva a tener consciencia de que hay más que este mundo, y que hay esperanza en un futuro mejor. En Romanos 8:18-25, se nos recuerda que nuestro destino como hijos de Dios es la vida eterna con Él. Esto nos ayuda a mantenernos orientados en nuestra fe.

Esto nos ayuda a recordar que los mandamientos de Dios son para nuestro bien. Esto significa que nuestro éxito aquí en la tierra es parcialmente el resultado de hacer lo que Dios quiere que hagamos. Cuando somos obedientes a Dios, seremos bendecidos. Esta idea se enfoca en nuestra esperanza de la vida eterna y nuestro compromiso de seguir a Dios en esta tierra.

Obedecer los mandamientos de Dios significa que somos hijos fieles de Dios, lo que nos abre las puertas para que entremos al Reino de los Cielos. En Mateo 7:21, Jesús dice: "No todo el que me dice: 'Señor' entrará al Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos". Ser fieles a Dios nos llevará a disfrutar de la recompensa eterna.

¿Qué características debe tener un cristiano para alcanzar una vida eterna?

Muchos de nosotros queremos una vida eterna, pero ¿cuáles son las características que se requieren para alcanzarla? La respuesta a esto la encontramos en la Biblia. En 1 Pedro 4:17-18 nos dice:

"Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?"

El seguir a Cristo con toda la fe y confianza es un paso necesario para alcanzar una vida eterna. Un cristiano debe:

  • Tener una comunión íntima con Dios a través oración y alabanza.
  • Confesar sus pecados y arrepentirse de ellos.
  • Estudiar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
  • Ser fiel a los mandatos de Dios.
  • Perdonar a otros como nos perdonan a nosotros.
  • Compartir el Evangelio a otros.

La búsqueda de una vida eterna solo se puede lograr a través de Jesús. Él es el único camino. El profesó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". (Juan 14:6) Seamos obedientes a su Palabra y seremos recompensados con vida eterna.

¿Qué otros aspectos de la vida en el cielo se nos han revelado en la Biblia?

La Biblia nos ha revelado muchos aspectos de la vida en el cielo. Estamos seguros de que será un lugar maravilloso para pasar la eternidad con Dios. Según Apocalipsis 21:3-4 , la piedra fundamental de la ciudad de Dios es el Cordero de Dios. Esto significa que todos aquellos que salvemos por Jesucristo estarán en la presencia de Dios para siempre.

Además, tendremos un cuerpo glorificado para habitar en el cielo. 1 Corintios 15:50 dice que "Lo corruptible debe vestirse de incorrupción, y lo mortal de inmortalidad". Esto significa que nuestro cuerpo ahora caduco y frágil será transformado en un cuerpo perfecto y sin pecado.

También hay algunos aspectos interesantes que tendremos en el cielo, como:

  • No habrá enfermedades ni heridas.
  • Nuestras actividades no serán limitadas por la edad.
  • No existirá la tristeza, pesadumbre o el llanto.
  • Habrá una vida con fines propios, amor eterno y completa satisfacción.

En el cielo, no habrá más dolor. La expresión "no habrá más" se repite en la Biblia varias veces (Apocalipsis 21:4, y Apocalipsis 22:3). Esto significa que todos los sufrimientos que hemos experimentado aquí en la tierra (y que excelen a toda descripción), desaparecerán para siempre.

¿Cuáles son las bendiciones que tendremos que recoger al finalizar nuestro paso aquí en la tierra?

Las bendiciones que tendremos que recoger al finalizar nuestro paso aquí en la tierra son numerosas y variadas. La Biblia nos recuerda muchas veces la importancia de servir a Dios durante esta vida para que nuestra recompensa sea grande cuando llegue el momento de partir.

Por un lado, el principal regalo de Dios es su amor, que no puede medirse con palabras. Él nos ofrece su presencia incondicional, siempre con nosotros, nunca nos abandona aunque los problemas lleguen a nuestras vidas. Esto es una bendición muy grande, que nos prepara para nuestras próximas etapas.

Además, el Señor también nos ha prometido la vida eterna. Esto significa que pasaremos a formar parte de la familia celestial una vez hayamos cumplido nuestra misión en este mundo. Entonces, seremos liberados de todas las dificultades y dolores que hemos sufrido aquí.

Otra gran bendición es la liberación de nuestra consciencia, aquello que nos impide avanzar hacia Dios. Nuestro pesado lastre nos desconecta del Señor, pero en el momento de nuestra muerte, nosotros entregaremos todo a Él, quien nos devolverá la verdadera felicidad y paz.

Entre otras bendiciones importantes, destacamos:

  • Reconciliación con Dios: dejar de lado todas las pecaminosidades para acercarnos a Él.
  • Rescate de nuestras almas: la oportunidad de una nueva vida sin más sufrimientos.
  • Glorificación del nombre de Dios: ser el instrumento de su obra y levantar su nombre ante los demás.
  • Alegría compartida: vivir para siempre rodeados por los nuestros en el Cielo.

En definitiva, hay tantas bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros que resulta imposible enumerarlas. La única condición para poder gozar de ellas es vivir en comunión con el Espíritu Santo. Que sepamos ser humildes, bondadosos y perdonadores, para así estar preparados y agradecer a Dios todas las maravillas que traerá al final de nuestros días aquí.

Conclusión

Concluyendo, nuestra recompensa está en el cielo, por lo tanto, debemos dejar de enfocarnos en nuestras propias ambiciones mundanas y dirigir nuestro corazón hacia el eterno. Nuestro destino final es un lugar maravilloso que nos espera cuando nuestra vida aquí en la tierra haya terminado.

Tenemos que tomar decisiones ahora de acuerdo a los principios de Dios para que podamos ser dignos de esta recompensa al final:

  • Buscar la justicia de Dios.
  • Seguir los caminos de Dios.
  • Alcanzar la santidad del Señor.
  • Obedecer sus mandamientos.

En definitiva, esta vida es temporal, pero el premio que nos aguarda más allá de la muerte es eterno. Recordemos que mirando hacia la vida eterna, debemos hacer la voluntad de Dios para que alcancemos el reino de los Cielos.

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